[ Testimonio ]

Sobreviviendo al dolor:
cómo un retiro transformó mi vida

Durante décadas, sentí que la vida simplemente transcurría y que no merecía disfrutarla. Fue en un retiro, donde casi sin darme cuenta, encontré una nueva perspectiva que cambió mi corazón para siempre. Descubrí el significado de la vida en abundancia.

Mi historia se remonta a mi infancia, cuando fui víctima de abuso por parte de alguien cercano. En ese momento, bloqueé esos recuerdos, guardándolos en lo más profundo de mi ser. Sin embargo, el abuso dejó una huella en mí, y se fue manifestando en mi adolescencia y en relaciones poco saludables. Sentí que no podía compartirlo con nadie, así que intenté buscar ayuda médica, pero no pude expresar lo que realmente me había pasado.

Pensé que ya había sanado

Tiempo después, comencé una terapia por otros motivos, aunque sin identificar la verdadera causa de mis problemas. Me costó mucho confesar a mi psicólogo lo que realmente me había ocurrido. Y, cuando pude hacerlo y me sentí más tranquila, pensé que con eso ya había superado el trauma. Pero a menudo ocultaba mis emociones bajo la alfombra, deseando que todo estuviera resuelto.

Mi camino hacia la sanación comenzó cuando conocí el programa “Del dolor a la gracia”, que se enfoca en acompañar a personas que han sufrido abandono o abuso. El programa, desarrollado por la doctora Theresa Burke, es un retiro de cinco días, desde una espiritualidad cristiana. Ahí recibí herramientas psicológicas y compartí experiencias con personas que habían pasado por situaciones similares. Sentí que no estaba sola en mi dolor, y que había comprensión y apoyo real.

El proceso fue intenso, pero necesario para sanar mi herida. El retiro se convirtió en una cirugía a corazón abierto, donde yo misma me permití trabajar en mi dolor. Fue un viaje de la supervivencia a la vida, donde aprendí a reconocer mi herida y a sanar mi corazón, mi cuerpo, mi espíritu y mis relaciones.

No era ‘normal’

Antes de participar en el programa, me sentía diferente y pensaba que no podría llevar una vida “normal”. Mis relaciones de pareja se veían afectadas por mi pasado, ya que me sentía culpable y creía que no merecía una relación sana. Sin embargo, después del retiro, comencé a cambiar mi enfoque y a perdonarme a mí misma.

El regalo del perdón

El perdón fue una etapa crucial en mi sanación. No significó que lo que ocurrió no importara, sino que me otorgué a mí misma la paz en mi corazón. Tres años después del retiro, logré perdonar sin necesidad de confrontar a mi abusador. Este acto liberador transformó mi relación con mi cuerpo y mi afectividad. Empecé a conectar con mi cuerpo de una forma más saludable y a vivir con más libertad.

Un viaje a la resurrección

“Del dolor a la gracia” fue un viaje de resurrección para mí, donde comprendí el amor incondicional de Dios. Descubrí que Dios no permitió ni quiso mi sufrimiento, sino que lo padeció conmigo. Su amor me fortaleció para dejar de sobrevivir y comenzar a vivir una vida plena y abundante.

El programa se sostiene en la confidencialidad y en la validación, lo que brinda un espacio seguro para compartir nuestras historias. En este ambiente, trabajamos en nuestra sanación de forma integral, incluyendo el cuerpo, el corazón y el espíritu.

Hoy, miro hacia atrás y veo cómo ese retiro cambió mi vida por completo. Agradezco haber tenido el valor de enfrentar mi dolor y sanar. Y aunque el camino no fue fácil, el amor y la fidelidad de Dios me sostuvieron en cada paso. Ahora, me siento lista para vivir en plenitud y compartir mi experiencia con otros que buscan sanar sus propias heridas. Siempre hay esperanza para aquellos que eligen enfrentar su dolor y caminar hacia la gracia de una vida plena.